Salvación Garantizada

Amaría.


Ya había reunido el valor para estar ahí, después de todo qué le costaba otro esfuerzo, entrar, tomar un carro y arrastrarlo, comprar sólo lo necesario para otra semana enclaustrada. Tal vez la gente lo notaría, los ojos cristalinos, rosados, el cabello delgado apenas sujeto con una liga que disimulaba el desinterés… no, después de seis meses nadie empezaría a notarlo, no ahora. -Entra María- se dice a sí misma. Tal vez la gente había notado su presencia, una mujer delgada, atractiva, parada frente al supermercado casi media hora… no, quién la iba a notar, quién se acercaría a procurar su bien, no después de media hora.

-Entra María- se dice a sí misma mientras cruza la puerta, otra vez amenazada por la luz, los letreros, los malditos “bips” de las cajas, la música que suena como si todo estuviera bien, como si María no estuviera. Fugitiva cruza los pasillos, rápido, solo lo necesario para otra…-queso, rápido… muévase maldición… café, dos tres… aeh…m… jabón, jabón jabón… m… jabón jabón- repite mientras ignora al niño que la embiste con su carro a toda velocidad; no cayó mucho, sólo María y algunos jabones. Ya en el suelo María mira una botella “Nuevo. Olvídese de su desgracia. Bebida indultadota. Viva mejor sin pecados. Salvación Garantizada” María no lo entiende… lo toma y corre a la caja, una vacía -…ya ya ya…-.- ¿Se encuentra bien?- María le da al cajero veinte pesos, el cajero le ofrece catorce, María no los toma. Sale con su bebida, camina muy rápido. María no lo entiende. Revisa su botella, Nuevo, Olvídese de su desgra… no viene coche… rápido… Bebida indultadota, Salvación Garantizada. María saca de su bolsillo las llaves, las manos le tiemblan, casi hunde el botón del elevador, maldito elevador… escaleras… escaleras… puerta, llaves, puerta… abre… María está a salvo en su departamento, maldito departamento. Llora, esta vez muy poco… ¡La bebida! María no lo entiende. La abre, la toma toda, no le importa el sabor, no lo quiere reconocer, sólo piensa garantizar su salvación. María no lo entiende.

Pasa una hora, María yace muerta, tirada en la sala de su departamento, maldito departamento. María no lo entiende… no, después de beber novecientos veinticinco mililitros de limpiador de pisos no lo va a entender.

La verdad, cuando se me ocurrió el cuento no estuve seguro de si María se lo iba a creer.


Memorias (4)



4. Ya va a pasar un año.

4.1. Maduré mucho pero nada ha cambiado:

4.1.1. Tengo
4.1.1.1. mis pies,
4.1.1.2. mis manos,
4.1.1.3. mis ojos,
4.1.1.4. mi hermano.

4.2. Perdí
4.2.1. plumas,
4.2.2. recetas,
4.2.3. jugo de plaquetas.

4.3. Y todavía
4.3.1. me desnudo,
4.3.2. corro,
4.3.3. suspiro,
4.3.4. veo el suelo,
4.3.5. duermo en nido.

4. Va a pasar un año,
4.4. trescientos sesenta y cinco días de invierno, cocina y baño.
4.4.1. (Los días se cuentan en ciento y no siento).


Memorias (3)

De ellas, no de todas.

3.

3.1. En la noche pensé en ti,
flor dulce descarriada de tu tiempo,
ojos verdes, labios rosa y azúcar;
alma despierta, sudor de rodilla.

3.2. En la noche pensé en ti,
princesa enclaustrada, tesoro de dragón,
novia abandonada;
hermosa y aburrida ilusión.

3.3. En la noche pensé en ti,
cierva de piernas firmes,
ingenua esposa soltera;
diosa de la ermita del deseo por la que me hice ateo.

3.4. En la noche pensé en ti,
musa del génesis,
mecenas de mi alma,
bendita decepción; virgen del mes agosto.

3.5. En la noche pensé en ti,
Cloe, ángel sin evangelio,
toda oro, primavera.
Moza y delantal, asesina olvidadiza.

3.6. En la noche pensé en ti,
sueño sabor glucosa,
amazona (a)armadura;
compañera triste que una noche robó una estrella.

3.7. En la noche pensé en ti,
en tu cuento suicida,
apasionada por reflejo,
amante ciega, muda, sorda;
todavía te tengo miedo.