1. Me siento a escribir mientras veo hervir el agua.

Miro inamovible el agua quieta,
con un calor plantado.

Ignoro el eléctrico canto del refrigerador.
Quiero que mi sopa esté lista,
pero antes debe hervir el agua.

Miro el agua quieta, inamovible;
el fuego sube en sus entrañas.

¡Qué mierda con esta sopa que tanto tarda!
Ya hubiérame enterrado cien veces
el cuchillo limpio en el escurridor.

Ahora el agua suena, mi mirada inamovible,
luego se ahoga en esferas transparentes.

Hirvió mi agua, pues ya,
no queda más qué escribir.