Poética y hambre.


(...) no se introduzca Dios alguno a no ser que ocurriese tal nudo que haya necesidad de un poder sobrenatural para desenredarlo; mas nunca para el desenlace de una intriga frívola.

Arte Poética, XV. Horacio

El otro día veía la tele...
Me dio hambre.
Entonces vino Dios y me preparó un sandwich.

4 comentarios:

  1. Yo me hubiese devorado la tv. Habría sido igual de frívolo pero sin jamón.

    ¿Y la métrica?

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  2. me pusieron 0 en la práctica de biología molecular de la célula I del miércoles pero llegó Dios y me abrió la puerta del edificio... ¿o habrá sido el señor Agustín?

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  3. La primera vez que vino dios, me espanté y lo ataqué hasta matarlo.

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